“El aula, tal como la muestra Leandro Erlich, tiende a desaparecer. Estamos en una época donde ya no hay lugar específicos para aprender, donde el discurso que circula es que se aprende en cualquier parte o instancia de la vida, donde cualquier cosa es un ambiente indiscriminado del aprendizaje. Se habla de aula virtual, de hiperaula, y de un montón de conceptos más”.
Carlos Skliar, investigador del PLYSE, estuvo en el último encuentro del ciclo Atravesar el umbral en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires – MALBA. En esta oportunidad, la conversación se desarrolló a propósito de la obra “El aula”, del artista plástico Leandro Erlich, donde el pedagogo habló sobre “¿Volver o ir hacia la infancia ?”.
“El aula como una invención, como un espacio de ceremonia, como un espacio vacío, como un lugar que puede ser llenado de diferentes maneras y modos (…). El lugar de la voz, de la imagen, de la escritura, pero también de los alumnos. El aula como el gran artificio de la escuela moderna con sus pupitres, su pizarrón, sus profesores, su escritura, sus imágenes”.
Las preguntas iniciales surgen casi sin proponérselo y son, por lo menos, inquietantes, conmovedoras: “¿Hemos destruido la infancia al madurar?, ¿el aula nos ha dado paso al mundo y, en ese mismo movimiento, nos hemos dado cuenta de su perfidia y crueldad?, ¿o regresar al aula es volver a imaginar ese tiempo en que todavía nada era grave ni importante, ese tiempo en que todavía había tiempo y no era nunca demasiado tarde?”, se interpela el pedagogo.