Traficar es una manera de pasar lo que ya no es saber; una manera de intercambiar prácticas sobre un terreno que, saturado de conocimiento, inhibe las experiencias singulares, aunque no las clausura. En las escuelas, en el mundo educativo, en las relaciones con los pibes, en el ejercicio de enseñar y aprender pasan infinidad de cosas: problemas, intervenciones, pensamientos, encares, proyectos. Y muchas de esas cosas que pasan no tienen lugar en el lenguaje común de lo escolar; allí quedan disminuidas, se les borra lo que tienen de singulares y sugerentes. El tráfico reivindica la propiedad común de las experiencias y conocimientos que portan valores; para muchos, para nuevos, para extraños, para otros. Esos valores componen una red difusa de operaciones, red clandestina respecto de las representaciones institucionales, que es la que sostiene en buena medida la vitalidad actual de la escuela. Red difusa de ideas, de miradas, de cuerpos que experimentan desde el tanteo y logran más o menos eficacia pero siempre información; cuerpos sobre los que no se fundan los grandes discursos que la escolaridad se da a sí misma. Cuerpos que conciben lo real escolar desde su materialidad y sus posibles, más que desde su definición. Sueltas, dispersas, estas prácticas –y sus protagonistas– se aminoran en la soledad de lo local. Con la apuesta de conformar un nodo de encuentros, nace esta revista desde la Diplomatura Superior en Gestión Educativa de FLACSO Argentina, donde cada año atestiguamos el enorme un cuantium de pensamiento –concreto, práctico, del cuerpo en situación- que recorre las escuelas: tan nutrido como disperso.
¿Se puede propagar el pensamiento situacional como política de gestión? Para intercambiar y enterarse, para entrenar la mirada y sensibilizar la atención al hecho de que no sólo lo que vemos es lo posible, nace esta revista. Un tráfico menos para difundir modelos que para el encuentro y animación entre experimentadores, pero no experimentadores románticos; experimentadores casi por default: protagonistas de situaciones donde pasó algo. Algo que muestra que lo obvio no agota lo real.
La invitación es a leer, a reflexionar, y a ponerse al acecho de las experiencias que tenemos alrededor para, también, contar. Las cosas necesitan ser miradas para que ofrezcan lo que tienen para dar, en un ejercicio por producir una lectura que vea la potencia más allá de los estereotipos. En cada lugar, desde las ramificaciones de la vecindad, de los vínculos (¡de los conflictos!), enterarse, encontrarse, invitar, preguntar, dar cuenta; mantener una pregunta activa sobre los criterios de valor y de discriminación –¿por qué, o para qué, esto que se hizo acá, merece ser cuidadosamente narrado y compartido?–
Estar al acecho no es estar pasivo. El tráfico busca provocar, para buscar afines: esos que, no regidos por los fines, habitan atentos e intensifican el presente. ¿Quiénes somos, entonces? En principio, algunos, cualquiera, se verá según el tráfico.
Tráfico de Experiencias es la Revista digital del equipo de Gestión Educativa. Para acceder a todos sus números visite su página web: http://t-d-x.com.ar/