Pedagogía de la interrupción

Un acontecimiento inédito alteraba fuertemente las vidas en el planeta allá por marzo 2020. Con ánimo de urgencia surge una iniciativa movida por la necesidad de armar redes que alojen lo que no serían más que balbuceos en compañía. Frente al aislamiento que impuso la pandemia, la tentativa fue procurarse el oxígeno que los barbijos frenaban. Lo llamamos Escuela en la Nube.Bajo la idea de una pedagogía de la interrupción, y junto a maestrxs, artistas, agentes socio-comunitarios, investigadorxs y amigxs, la intención de este espacio es ensayar experimentaciones y crear circunstancias de pensamiento.

Brevemente, la idea de una pedagogía de la interrupciónapuesta a escuchar la experiencia sensible que nos avisa que, eso que hasta ahora nos resultaba posible, se nos vuelve imposible. Y para salir del impasse nos propone darle acogida a lo “intruso” para pensar desde sus reverberancias cómo hacer que algo inédito exista.La materia de una pedagogía de la interrupción es aquello que desacomoda los automatismos: un pibe tomando clase desde el colectivo; un niñx que desde lo alto del cerro custodia ovejas sin celular, y su maestra, en simultáneo, conecta con un agente sanitario que va y viene con cartas que sostienen un lazo en la fragilidad de las circunstancias; una niña que solicita cada martes a su maestra que no olvide de enviarle la tarea que la pequeña nunca responde.

La nube, por su parte, es la imagen que refiere a la inmaterialidad de la pantalla, a la cualidad remota de la informática, como a la materialidad de las nubes interestelares; gotas de agua sobre polvo atmosférico que, dependiendo de algunos factores, pueden convertirse en lluvia, granizo o nieve.

La “escuela” en la nube es entonces un modo de pensar tanto la escuela como cualquier nodo de proximidades. Nodos que en sí mismos no sintetizan una forma acabada (como la nube), sino que son susceptibles de gestar configuraciones múltiples si somos capaces de dar con las propensiones proclives a sus expansiones.La escuela en la nube es más una pregunta sobre cómo reinventarnos en el pantano, que una línea de tiempo que marca un sendero a seguir, así como la necesidad de romper fronteras artificiales entre distintos campos de vincularidad social.

Financiamiento: Fondos propios

 

 

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